Pocas culturas han tenido la influencia que por siglos tuvo la cultura Latina. Roma una ciudad en la antigua región de Lacio en Italia practicamente conquistó Europa y ese dominio fundó la cultura Europea, de la que somos herederos. Nuestra lengua, nuestra organización política y muchas de nuestras costumbres tuvieron su orígen en ese antiguo y vasto imperio.
Podríamos dividir la historia de Roma en tres etapas. La primera desde su fundación por el año 510 a. C. hasta por el año 200 a. C en que se instituye la República y se expande por todo el sur y centro de Italia. La segunda etapa del 44 a. C. al 400 d. C. que inicia con la muerte a traición de Julio Cesar y la institución de los emperadores, llegando una nueva expansión que abarcó las tierras comprendidas entre el norte de Inglaterra a Mesopotamia, al norte del rio Danubio y al sur hacia el Nilo. Y que finaliza con la decadencia del imperio y la llegada del Cristianismo. Con la llegada del Cristianismo y las invasiones bárbaras finaliza el imperio político de los romanos, aunque continua su gran poder através de la única institución pública que queda en pie, la Iglesia Católica. Cuya influencia cultural dominaría la etapa posterior, la edad media.
La principal característica de la literatura Latina, en la primera y segunda etapa de la historia Romana, es la imitación de los modelos griegos. Una acertada imitación con unos pocos cambios que le adaptaran a la sensibilidad Latina. Su griegofilia abarcó casi todos los aspectos culturales, religiosos y artísticos. De hecho es los romanos a quienes debemos la profunda influencia griega en la cultura europea. Los romanos tradujeron muchísimas obras, tomaron el teatro griego y lo llevaron a un nivel de complejidad mayor.
Los escritores romanos fueron estuvieron especialmente interesados en las comedias, Plauto y Terencio fueron dos escritores destacados. Tambien durante la República florecieron ensayistas y oradores políticos, como Julio Cesar y Cicerón.
Una de las obras destacadas fue la Eneida modelo de la epopeya por siglos. Escrita por el poeta Virgilio, a petición del emperador Augusto, la obra entronca directamente con la Iliada, siendo la caída de Troya su punto de partida y toma y reescribe ciertas partes para que un personaje secundario de la Iliada, Eneas, cobre importancia y tenga su propia aventura por los mares en búsqueda de su destino, el cual es fundar la más poderosa ciudad del mundo, Roma.
En la historia Eneas resulta ser el único príncipe troyano que logra escapar a la destrucción del ciudad. Sale cargando a su padre Anquistes en la espalda y jalando la mano de su hijo seguido por su esposa, pero ella pereció en la oscuridad, y Eneas, desesperado, se embarca con otros supervivientes en busca de una nueva tierra. Su enemistad con Juno (Hera) le lleva a navegar errante durante mucho tiempo, hasta que llega a las costas del norte de África, en Cartago. Allí la reina Dido se enamora de él por obra de Cupido, le retiene por largo tiempo. El reino era hospitalario y todos los troyanos querían quedarse en Cartago, pero Eneas sabía que era en Italia donde fundaría su imperio. Tras su marcha, Dido se suicida en una pira maldiciendo por siempre a su amado, haciéndole jurar venganza a su pueblo. De esta forma se crea el cuadro que justifica la eterna enemistad entre Cartago y Roma, lo que devendría en las guerras púnicas. En su camino hasta Italia descenderá a los infiernos, donde su padre, ya muerto, le revela que fundará Roma.
Eneas llega a Lacio y pelea con Turno por la mano de la princesa Lavinia hija del Rey Latino. La batalla duró largo tiempo un bando ayudado por Venus (Afrodita) y el otro por Juno hasta que Eneas mata a Turno. La historia ademas terminaba emparentando a Augusto con Eneas y con los dioses. Curiosamente la conquista romana sobre Grecia sería como si los troyanos se estuvieran vengando.
EN LA IMAGEN VEMOS A ENEAS ESCAPANDO DE TROYA, PINTURA DE FEDERICO BAROCCI, 1598.
domingo, 11 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario